Querido lector, tenemos un favor que pedirle: desconéctese un instante del ahora y retroceda en el tiempo hasta Barcelona, año 1791. Ahora, su nombre es Juan Antonio Desvalls i d’Ardena –Marqués de Llupià–, reconocido por ser la persona más relevante dentro de la ilustración catalana; le apasiona la ciencia, la poesía, la economía y la fantasía, y hoy se le ocurre una idea que quedará detenida en el tiempo y quedará marcha en la historia: crear un jardín privado con el concepto de museo vivo de la naturaleza. Así empieza la historia del Laberinto de Horta, el jardín conservado más antiguo en Barcelona.
Si bien la ciencia no ha llegado al punto de inventar una máquina del tiempo –aunque seguro muchos lo han intentado–, no es completamente necesaria para tener la oportunidad de adentrarse en una realidad muy diferente a la que se conoce. El Laberinto de Horta es un plan de escape perfecto cerca del centro de Barcelona si lo que buscas es una tarde romántica, una experiencia de cuento de hadas, o simplemente la posibilidad de respirar otro aire.
Para disfrutar del lugar y verlo desde otra perspectiva, se debe conocer su contexto y estructura. El jardín está dividido en dos categorías distintas, pero que se diferencian por dos temáticas clave: el Amor y la Muerte. El primero se aborda en el Jardín Neoclásico, con tres espacios entre los cuales se encuentra el Laberinto de Cipreses por el que recibe su nombre el lugar. Al caminar por sus pasillos descubrirás esculturas majestuosas, escaleras que parecen de palacio, grutas, estanques y mucho más. Además, el Jardín aprovecha la temática del amor para tener figuras sacadas de cuentos de la Antigua Grecia.
Por otro lado, el Jardín Romántico recuerda la razón de decir hasta que la muerte los separe en una boda. Esta parte del Laberinto de Horta representa la tendencia de la filosofía trágica con la que el lugar fue planeado. También te puedes econtrar con la Cabaña del Ermitaño, un misterioso alojamiento que te cuenta la historia de un monje, así como la Puerta China y el Jardín Oriental, zonas que buscaban representar otras culturas y apreciarlas como debe de ser.
Otro de los encantos de este lugar es por lo que lo llamamos jardín y, recordando que este se creó con la intención de ser un museo vivo de la naturaleza, se buscaba que la diversidad biológica se conectara de la manera más profunda a aquel que la observara. La flora y fauna es otra razón por la que te podemos asegurar que no te arrepentirás de descubrir este sitio.
Y entonces, usted que ha llegado hasta aquí, ¿está listo para adentrarse a este lugar?