Este es el pueblo blanco en la Costa Brava donde Dalí vivió por más de 25 años

Si se le conoce también con el sobrenombre cariñoso de ‘la niña bonita de Cataluña’ no es por otra cosa que por sus espléndidas costas de arena dorada bañadas por el azul turquesa del Mediterráneo, coronada por un paisaje intenso de sierras escarpadas que descienden en forma de acantilados hacia el mar. Cadaqués es un pueblo en la Costa Brava que deslumbra a la vista con sus casas blancas con techos de teja roja que revelan el fuerte pasado pesquero de la localidad. Al mismo tiempo, su espíritu moderno no esconde la influencia de los artistas que recorrieron sus calles, entre ellos, ningún otro que Salvador Dalí.

En 1948, a su vuelta de su estancia en Nueva York, Salvador Dalí volvió a España con la intención de asentarse en Portlligat, a las afueras de Cadaqués. Si bien el célebre artista surrealista no nació en este pueblo costero, su familia tenía aquí sus raíces y solía veranear en estas mismas playas cuando Dalí no era más que un niño. Así pues, este fue el escenario que llenaría de inspiración los sueños del pintor durante más de dos décadas, hasta la muerte de Gala en 1982. Hoy en día, la Casa-Museo Portlligat es una parada obligada para cualquier amante del arte que visite este pueblo en la Costa Brava, pues aquí se puede apreciar cómo fue la cotidianidad de este artista tan fuera de lo cotidiano.

casa de dali portlligat
Casa de Dalí en Portlligat. Foto: Shutterstock
Museo-Casa Dalí
Museo-Casa Dalí. Foto: Shutterstock

Sin embargo, Salvador Dalí no fue el único genio del arte moderno que recorrió las calles de Cadaqués en el siglo XX. Pablo Picasso, Joan Miró, Marc Chagall e Yves Klein figuran entre los artistas que encontraron en este pueblo blanco en la Costa Brava una buena razón para quedarse. Acaso sus atardeceres de fotografía, acaso su resplandor impoluto, acaso su atmósfera bohemia, el caso es que hasta el día de hoy, este sigue siendo un sitio marcado por una fuerte actividad cultural, con una gran variedad de museos —como el Museo Municipal de Arte y el Museo Perrot-Moore—y galerías dignos de descubrir.

costa brava
Cadaqués. Foto: Shutterstock

Como sucede con muchos pueblos en España, no resulta demasiada sorpresa que el casco histórico de Cadaqués sea una joyita que bien merece varias horas de recorrido. Con un aire mediterráneo e intenso sabor marinero, sus callejuelas empedradas alineadas de casas blancas nos llevan directo a la iglesia de Santa María, cuyo estilo gótico del siglo X resguarda un retablo barroco frente al cual se celebra anualmente el Festival Internacional de Música. Por su parte, su arquitectura modernista se hace presente en edificios como la Casa Serinyena y, por supuesto, la casa de Dalí.

Cadaqués
Cadaqués. Foto: Shutterstock

Ubicado en la península del Cabo de Creus, en pleno Parque Natural del Cap de Creus, Cadaqués se coloca como el corazón de la comarca del Alt Empodrá, y los más entusiastas podrán aprovechar la visita y explorar los sitios llenos de historia, los paisajes naturales y los yacimientos arqueológicos de la zona. Al tratarse de un puerto natural —el pueblo más oriental de toda España—, este es un sitio idóneo para practicar distintos deportes y actividades acuáticas, como buceo, navegación a vela o windsurf.

Casco antiguo de Cadaqués
Casco antiguo de Cadaqués. Foto: Shutterstock

No está de más recordar que en Cadaqués se come de maravilla. Con platos tradicionales sin pretensión alguna, demuestran por qué los clásicos son clásicos. Recetas como el suquet de pescado, el arroz a la cazuela o la sepia con guisantes son emblemas que no fallan. Por otro lado, no podemos no mencionar la Denominación de Origen de los vinos Empordá, entre los que destacan excepcionales vinos jóvenes, afrutados y ligeros perfectos para beber frente al mar.

Barcos pesqueros en Cadaqués
Barcos pesqueros en Cadaqués. Foto: Shutterstock

¡Viajen, disfruten y compartan!